Decir Sevilla, es decir Romanticismo y como muestra, lea detenidamente los cinco rincones más románticos de la capital de Andalucía.
1. Barrio de Santa Cruz. No es casualidad que sus calles sean escenario habitual de sesiones fotográficas de boda. Pese a estar situado en pleno centro de la ciudad, el silencio de sus calles hace posible oír el murmullo del agua que proviene de sus pequeñas fuentes. De una belleza inusual es el denominado callejón del agua, una estrecha calle que discurre junto a la muralla y la que podrás descubrir cómo es un auténtico patio sevillano. El tiempo parece haberse detenido en el barrio de Santa Cruz, el entorno es tan mágico que tendrás que vivirlo para saber de qué hablamos.
2. Parque de María Luisa. No hay nada más romántico que pasear por tus propios jardines. Por suerte, la infanta María Luisa de Borbón, (duquesa de Montpensier), quiso que todos disfrutáramos de ellos y los donó a la ciudad de Sevilla en 1893. Su trazado inspirado en el concepto del amor romántico, apasionado y salvaje.Fue el ingeniero, Jean-Claude Nicolas Forestier, conservador del bosque de Boulogne de París, quien le dio ese toque.
3. Plaza de España. Integrada en los jardines del Parque de María Luisa, es uno de los lugares más románticos de Sevilla. Su gran fuente central, su interminable galería semicircular y, sobre todo, su pequeño canal con barcas de remo, circundado cientos de rosas, harán que no la olvides nunca.
4. Real Alcázar. Para sentirte como una ‘reina mora’ o un auténtico califa. Piensa en las Mil y Una Noches, piensa en oriente, siente el aroma del jazmín y la intensa fragancia de la dama de noche y deléitate con la exuberante naturaleza e impactante arquitectura. Acércate a la fuente de Mercurio, un lugar único y especial que os dejará un recuerdo imborrable.
5. Marqués de Contadero al atardecer. El río Guadalquivir, no es solo un elemento más del paisaje de Sevilla, sino que le da sentido, siendo el espejo en el que se mira la ciudad. Al caer la tarde, ver como el agua se traga el sol hasta volverse dorado, no tiene precio. Uno de los mejores lugares para hacerlo es el paseo de Marqués de Contadero (donde se sitúa la Torre del Oro)